Ya hemos mencionado la evolución que tiene el mercado laboral en la actualidad, pero todavía no hemos dicho que esta evolución implica una mayor exigencia de productividad, ya sea a través de implementación de tecnología o de técnicas que ayuden a generarla, sin embargo, uno de los lados oscuros de lo referido es el estrés laborar provocado por el crecimiento económico en la sociedad y trabajadores.
Numerosos estudios muestran que el estrés laboral es una de las principales afectaciones en los adultos de diversos países y que se ha intensificado progresivamente en las últimas décadas, según lo evaluado por la percepción de los estudios, pero las pruebas más contundentes son las muchas demandas que están asociadas con mayores tasas de ataques de hipertensión, ataques cardíacos, embolias, y otros trastornos.
Un caso que puede dar fuerza al argumento anterior, es el de los agentes de policía de Nueva York, Los Ángeles y otros estados aledaños, en donde la relación que tienen los policías entre el estrés laboral y los ataques cardíacos es tan reconocida en esas localidades que se supone que cualquier policía que sufra un evento cardíaco dentro o fuera del trabajo tiene una lesión relacionada con este, es decir, está contemplado como accidente laboral.
En las compañías más lucrativas y las que lo pretenden ser, la carga excesiva y desequilibrada de trabajo se ha convertido en una credencial de prosperidad como filosofía de la empresa y ante los clientes, lo cuales agradecen esto por muy absurdo que parezca.
Lo más extraordinario del exceso de trabajo que parece culto en las compañías, es que ya con el conocimiento que se tiene y que es bien sabido desde hace décadas, que las largas jornadas laborales disminuyen la productividad y la calidad, no es fortuito que, entre los trabajadores de fábricas, las horas extras han provocado errores, contratiempos de seguridad y pérdidas de extremidades.
Por otro lado, para los trabajadores de oficina o trabajos en donde su intelecto está involucrado, se presenta gran fatiga, falta de sueño, deficiencias en extremidades como dedos o pérdida de visión, entre otras, las cuales dificultan el desempeño a un alto nivel cognitivo.
Sabemos a estas alturas que las personas con exceso de trabajo se vuelven menos eficientes y menos efectivas, por lo que todos los daños y perjuicios mencionados son acumulativos con efectos en el mediano y largo plazo en la salud.
Hay estudios dirigidos al sector financiero que demuestra que los trabajadores empiezan a desmoronarse en su cuarto año en el trabajo, después de esto, empiezan a sufrir depresión, ansiedad y problemas del sistema inmunológico provocando que en sus evaluaciones de desempeño muestren que su creatividad, juicio y calidad de entregables disminuye.
A pesar de la información con la que ya se cuenta, hay empresas que no aceptan esta información ¿Por qué será tan difícil aceptarlo? Los requerimientos que exigen los líderes de estas compañías en algunas ocasiones facturan por hora o quieren seguir avanzado, aunque sea poco pero no parar. Los modelos económicos están diseñados para que el sistema los recompense por trabajar más tiempo y no de una manera más inteligente.
También existen estudios que demuestran que si una persona se queda sin dormir es menos productiva, en comparación de lo que sería un reemplazo bien descansado; hay otros que demuestran que es más barato pagarle a una persona por trabajar 80 horas a la semana que a dos personas por 40 horas a cada una.
Tenemos un ejemplo de la no aceptación en un sector con tantos avances tecnológicos y personas con una gran capacidad intelectual como lo es el sector de la medicina, los residentes trabajan largas horas no solo porque es una buena capacitación, sino también porque son una fuente mano de obra barata para los hospitales.
Los riesgos que las jornadas extensas y presiones laborales ocasionan más allá de una demanda o un trastorno de salud del individuo, están fortaleciendo y generando que las siguientes generaciones crezcan en este ambiente y les sea normal, acostumbrándose a las exigencias desmesuradas de ciertas empresas.
La importancia de la sustentabilidad radica en poder encontrar el equilibrio entre la responsabilidad social que tenemos cada uno de nosotros como individuos y como empresas, procurando que las riquezas generadas vengan con el mayor beneficio para cada una de las partes, tanto sociedad, empresas y medio ambiente.
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